Descripción
En los ensayos de renovación teatral de los años veinte,
varios dramaturgos intervinieron como actores. Los hermanos Baroja actuaron en
la compañía ‘El Mirlo Blanco’: la participación de D. Pío fue entusiasta pero
breve; de su hermano Ricardo se recuerda con mayor interés su labor de
escenógrafo. Las numerosas actuaciones de Rivas Cherif fueron unánimemente
valoradas por su coherencia con los presupuestos del nuevo teatro que tanto
defendió. Eusebio de Gorbea fue el dramaturgo más reconocido en su labor de
actor, si bien sus rasgos más destacados, tono, ademán, rudeza le sitúan
cercano al naturalismo. La labor interpretativa de estos autores como
componentes de un grupo, cuyo núcleo se mantiene en los sucesivos intentos
renovadores, es también alabada por su disciplina, renuncia al lucimiento y
supeditación al tratamiento escénico.
hic tales —que se han venido
traduciendo al español como «novelas de horror o de terror»— género muy poco o
nada frecuentado en la España de principios del XIX, en especial las de Sophia
Lee, Regina Maria Roche y Ann Radcliffe. Su presencia en el panorama literario
español del primer tercio del siglo XIX revela las demandas editoriales de un
público de signo burgués y cada vez más femenino, deseoso de consumir las
lecturas que entretenían a la clase media europea de su tiempo y de tener
acceso a la escritura de las mujeres, tanto en el camino más trillado de lo
didáctico-sentimental como en el más novedoso de la narrativa gótica.
Fraga, M. (2010). Los autores como actores en el teatro experimental español de los años veinte. Revista de Literatura, 72 (143), pp. 137-156.
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