Descripción
Desde un punto de vista postmetafísico y a partir de los
argumentos que nos proporciona (fundamentalmente) un autor como Ludwig
Wittgenstein, trataremos de defender la tesis de que las normas en general
cobran su carácter normativo de la responsabilidad que se atribuye a cada
agente cuando, al actuar en sociedad, se liga a los compromisos que sostienen
la posibilidad de que esa acción sea común. Esos compromisos, ya que (en la
postmetafísica) no pueden responder ante una instancia ajena a los agentes
sociales (metafísica), habrán de tener el cariz práctico (ético-político) de
todo lo que atañe en exclusiva a los afanes de los humanos entre sí. Una regla
no nos pide que respondamos de su cumplimiento o no, pero nosotros sí que
podemos pedirnos cuentas unos a otros de ese cumplimiento o vulneración a
partir de la responsabilidad compartida en la vida social en que pululan tales
reglas; de hecho, a aquellos que las incumplen gravemente, siempre podemos
apartarlos definitivamente de nuestra vida en sociedad adjudicándoles «maldad»
o «locura» persistente. Al caer así en la cuenta de que las reglas tienen sólo
este género de responsabilidad mutua, una nueva regla se nos puede hacer
plausible junto a las demás: la de tolerar la posibilidad de otros compromisos
con diferentes reglas en otros contextos que hayan generado otras
responsabilidades diferentes a las nuestras.
Quintana, M. (2006). De las normas como compromisos prácticos y de la locura como incumplimiento de tales compromisos. Isegoría, (34), pp. 243-259
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