Descripción
En
los cuentos de Silvina Ocampo, el horror y el humor resultan a menudo
indisociables. En cada una de sus versiones (chiste, parodia, sátira) el rasgo
de humor conjura el efecto perturbador que produce la aparición súbita del
motivo del horror. El estereotipo, componente esencial de la sátira ocampiana,
juega con la ambigüedad, tanto a nivel de los personajes como para el alcance
pragmático de los relatos. Potencialmente peligroso y despreciable, el
estereotipo en fuente de cohesión social: cuando, privados de conocimientos
empíricos, nos remitimos a fuentes de segunda mano y asimilamos imágenes de
manera indiscriminada porque "así lo quiere la tradición, apelamos al
estereotipo, que nos conforta en la sensación de pertenecer a un cuerpo social
solidario... y nos aleja del cuerpo". A nivel de los textos ocampianos,
para que el estereotipo sea eficaz y logre hacer reír a pesar de la presencia
obvia del horror (cuerpos deformes, crímenes, violaciones...) debe poder ser
reconocido por un público advertido. Sin embargo, el vértigo que produce la
oscilación entre lo familiar y lo "no soy yo" alcanzará probablemente
también a un lector extranjero.
Zapata,
M. (2004). “No me digas nada: yo te diré quién eres”. El engranaje de la
estereotipia y el horror ocampianos. Orbis
Tertius, nro. 10, pp. 1-7.
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