Descripción
En
la versión definitiva de En busca del
tiempo perdido, el escritor Bergotte, enfermo de muerte, concurre a ver una
obra de Vermeer, aquella en la qué el pintor ha plasmado un precioso detalle de
una pared amarilla. Es en esa circunstancia qué se produce su muerte:
"¿Muerto para siempre? ¿Quién puede decirlo?" pregunta el narrador.
El episodio de la muerte de Bergotte plantea, en relación al arte, el doble
aspecto de una misma cuestión: por un lado, el refinamiento de la pared
amarilla en la pintura qué es fruto del esfuerzo de un pintor de cuya identidad
personal poco se sabe y a cuyas cenizas no afectan en nada el ser admirado.
¿Cuál es el imperativo, entonces, qué hace qué un artista recomience infinitas
veces una obra o un fragmento? ¿qué leyes secretas le ordenan el sacrificio de
Si para intentar la perfección en una obra? qué ámbito pertenecen esas leyes no
sancionadas en este mundo y qué rigen esta naturaleza de actos? Por otra parte,
análogamente, podemos preguntar, ¿que conduce a Bergotte, en el final de su
vida, a contemplar esa obra, ese pequeño detalle de la pintura de Vermeer,
desoyendo y desestimando hasta el úItimo momento a su cuerpo enfermo?
Melamed,
A. (1996). La vejez en la obra de arte en los manuscritos de En Busca del Tiempo Perdido. Revista de filosofía y teoría política,
nro. 31-32, pp. 395-400.
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