Descripción
La
originalidad del esquema aristotélico está dada por la postulación del
sustrato, que al asegurar la permanencia del proceso permite resolver las
célebres aporías que el cambio y el movimiento habían despertado entre los griegos.
Ahora bien, cuando se trata de un cambio accidental (alteración, aumento o
translación), el sustrato material se exhibe a nuestra percepción con toda
evidencia. Porque, siendo accidentales la forma que se abandona y la forma que
se acoge, entonces su correlato material ha de ser una sustancia. Sócrates
antes y después de encanecer, antes y después de engordar, en el ágora y en su
casa, es siempre el mismo sujeto perceptible e identificable. Lo que permanece
a través de estos procesos es algo determinado (tóde ti) y con existencia
independiente (cho ristón). Una sustancia.
La
Croce, E. (1986). Materia prima. Revista
de filosofía y teoría política, nro. 26-27, pp. 270-275.
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