Descripción
Pocas experiencias me resultan tan intensas como la
experiencia literaria. Los recuerdos que tenemos de nuestras propias lecturas
nos ayudan a construir una memoria personal y, al mismo al tiempo, ajena, llena
de escenas ficticias que no nos pertenecen pero que integramos en el gran
género híbrido de nuestra vida. Ricardo Piglia recuerda que a veces los libros
que nos marcan no son los grandes clásicos, ni siquiera los más importantes que
nos mandaron leer en la escuela, pero recordamos el momento justo en el que lo
leímos, si estábamos tumbados en el sofá o sentados en el escritorio, si era
medio día y el sol entraba por la ventana o si nos dejamos la vista, aquella
noche, bajo la luz de lámpara. El recuerdo del primer contacto con la lectura o
de esa primera lectura que hizo que algo dentro de nosotros mismos ya no fuera
igual y se nos antojara el mundo algo más luminoso y revelador. La lectura como
una epifanía es algo, creo, que tiene que ver directamente con la tensión que
existe entre la enseñanza y la vida; entre la formación y la experiencia.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Fernández, R. (2014). La historia imaginaria del lector o de cómo narrar la experiencia literaria. A propósito de Ricardo Piglia. El Toldo de Astier, 5 (9), pp. 82-91
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